Productos gratis: ¿una locura?
14 Nov 2019En este post quiero introducir a mi libro que estará disponible probablemente a fines de 2019. Se llama Mundo Gratis. Y sí, leyeron bien: En este libro hablo de un posible futuro en el cual podría existir una producción de bienes sin costo.
Productos gratis. Esto suena a utopía, a locura. Más aún si hablamos de bienes que realmente nos hacen falta en la vida cotidiana.
Muchas empresas hoy en día, nos prometen algunos productos gratuitos. Nos “regalan” alguna prestación sin que tengamos que pagar. Sin embargo, en realidad no son gratuitos, porque terminamos “pagando” la cuenta a través de algún desvío. El modelo más reciente para financiar los productos gratuitos es el pago con datos: Cuando usamos redes sociales como Facebook o buscadores como Google, no pagamos nada, pero nos analizan todo el tiempo. Con estos datos, los anunciantes de estas plataformas nos pueden manipular mejor a través de las campañas publicitarias. Y si terminamos comprando algo, se acabó la gratuidad. (De hecho, hay algunos que se escapan exitosamente de este circo simplemente ignorando los anuncios, pero una gran parte no lo hace y termina comprando productos, con lo que financian las campañas de publicidad, y por ende a servicios como Facebook o Google.)
Vemos entonces, que la gratuidad de la inmensa mayoría de los productos de hoy es una ilusión.
El mundo gratis de Internet
Sin embargo, ya hay bienes que son realmente gratuitos. Son gratuitos porque para su creación no hubo costos significativos. Y para su replicación, reproducción o distribución no hace falta “gastar” recursos escasos.
Un ejemplo son los contenidos gratuitos que podemos bajar de Internet. No me refiero a los contenidos pirateados, estos generalmente sí tienen normalmente un costo, solo que lo evadimos. Tampoco a los contenidos financiados por publicidad - en este caso volvemos al modelo del “pago con datos”. Sino a textos, música, software, gráficos y otros contenidos que se crean sin necesidad de venderlos. Un ejemplo es Wikipedia, la famosa enciclopedia libre. Otro son las aplicaciones de software libre como Linux, LibreOffice o Firefox.
La distribución de contenidos a través de Internet, si bien no es totalmente gratis, es tan barata que casi podemos ignorar los costos relacionados. Por eso con Internet la cantidad de productos gratuitos a los que podemos acceder ha crecido enormemente.
Sin embargo, es cierto si decimos: no podemos comer a Wikipedia o a otros bienes de este tipo. Es decir: En el caso de los productos que hoy se consiguen en la Web, no se trata de productos de primera necesidad. Sino más bien de bienes que satisfacen necesidades periféricas, como el deseo de consumir productos culturales y literarios. Y son todos bienes intangibles: No gastan ningún recurso material (aparte del consumo de datos en la Web, pero este es otro tema.)
De Internet al mundo físico
Si podríamos, sin embargo, aplicar el modelo de Wikipedia y Linux al “mundo real”, al mundo de los materiales y productos físicos, entonces sería posible la producción gratuita.
Un concepto que podría funcionar como base del nuevo modelo es el Diseño Libre. Esto se refiere a que si bien no podemos copiar digitalmente bienes tangibles, lo que sí podemos hacer es distribuir y copiar los planos y las recetas en los que se basan, por ejemplo, el plano arquitectónico de una casa o el archivo CAD para una pieza de una máquina. Si combinamos este modelo con la automatización de la producción ya estamos muy cerca de una producción gratuita. Quedaría solamente el costo de los materiales que en el caso de muchos productos es muy bajo.
De hecho no soy el único loco que cree que esto puede ser posible. Un ejemplo es el economista Jeremy Rifkin, que es visto como uno de los más influyentes intelectuales de EEUU de las últimas décadas y ha asesorado a varios gobiernos, como el de Alemania. Rifkin, en sus libros El fin del Trabajo (1995) y La sociedad del coste marginal cero (2014) describe a una nueva (tercera) revolución industrial con extrema automatización que podría traernos bienes gratuitos. El coste marginal cero, de hecho, significa esto: que una vez creada la infraestructura de producción automatizada, ya no haya que gastar recursos escasos para producir ciertos bienes.
Rifkin cree que esto sería posible con la llamada Internet de las Cosas (Internet of Things), un modelo en el cual máquinas y dispositivos de todo tipo sean conectados a Internet, facilitando el análisis de los datos y por ende la maximalización de la eficiencia. Y como en las comunidades de software libre o Wikipedia, la producción se basará en la colaboración, no en la competición. De hecho, el concepto del Diseño Libre es uno de los pilares de su modelo.
Otro autor, menos conocido, es el alemán Christian Siefkes. En su libro From Exchange to Contributions (Del Intercambio a las Contribuciones) de 2007 ideó un modelo para organizar el trabajo en un mundo de abundancia, sin necesitar del dinero. Una de sus principales contribuciones al tema es un modelo de trabajo semi-voluntario, el trabajo ponderado, que se usaría para tareas que no puedan ser automatizadas. Además, ideó sistemas para la cooperación entres distintos proyectos colaborativos, formando pools de distribución. Según Siefkes, cada persona que participe de un proyecto y se comprometa a realizar cierta cantidad del trabajo que aún sea necesario, podría tener acceso a no solo sus bienes sino también a productos de otros proyectos conectados por un pool.
El desafío de la transición
Ambos modelos son muy interesantes como descripciones de lo que podría ser. Pero en todos estos modelos hay un elemento que falta: ¿Cómo hacer realidad estas utopías? ¿Cómo organizar una posible transición?
Este es el tema que trataré con más profundidad en Mundo Gratis. En mi opinión, un elemento central es el de los incentivos. Si logramos que la gente contribuya a proyectos colaborativos con la misma motivación con la que contribuye hoy a la economía capitalista a través del trabajo, entonces hemos dado un gran paso para adelante.
El modelo de la Producción Colaborativa Incentivada podría ser una de las piezas del rompecabezas que faltan. Se compone de una especie de modelo de negocios para proyectos que desean producir bienes realmente gratuitos. Sus dos componentes principales son uno conceptual, la fábrica libre, una unidad de producción automatizada cuya “labor” no necesita de costos marginales, y uno financiero, las finanzas Commons o finanzas de Bienes Comunes.